Lo primero es situarnos. Estamos en la Costa Brava y en el cabo de Creus, el punto más oriental de la península ibérica, un abrupto y rocoso promontorio que se eleva sobre el Mediterráneo y que la acción del mar y el viento de tramontana han modelado a su antojo. En este fascinante paisaje declarado parque natural que ha sido fuente de inspiración para escritores y artistas, desde Dalí a Josep Pla, encontraremos un faro, restos de dólmenes, villas marineras con tanto encanto como Cadaqués, bosques y prados para recorrer en mil excusiones y un litoral de gran riqueza submarina moteado de pequeños islotes, acantilados de vértigo y recónditas calas. La que nos atrae en primer lugar es cala Montjoi.
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Ningún lugar mejor que este pequeño arenal de arena gruesa y guijarros en el que Ferran Adrià tenía su templo gastronómico para rendir homenaje al sector de la restauración en el año más difícil por la pandemia. La idea la ha tenido la reconocida marca de cerveza que ha reunido en ella a más de 40 de los chefs más reconocidos de la alta cocina para rodar un anuncio a los órdenes del cineasta Alberto Rodríguez (La isla mínima).
El encuentro de Adrià y Joan Roca en esta cala a 12 kilómetros de Roses es una invitación a llegar hasta ella a muchos otros de los grandes cocineros de nuestro país, a los que se les ve caminando por los senderos de la zona mientras reflexionan en voz alta sobre la situación actual y se plantean su futuro inmediato: Carmen Ruscalleda, Dabiz Muñoz, Fina Puigdevall, Paolo Casagrande, Víctor Quintillà, Maca de Castro... Todos van desfilando ante este pequeño decorado natural de 250 metros de longitud, grande en belleza y en panorámicas que es cala Monjoi, en la que también recalan pequeñas embarcaciones.
OTRAS CALAS DEL CAP DE CREUS
Un camino de ronda une Montjoi con Almadrava, una preciosa cala familiar de arena fina, aguas tranquilas y dotada de excelentes servicios. Es la última gran playa en el sur del Cap de Creus, antes de entrar en la zona de la Reserva Natural. Su nombre proviene de una antigua técnica de captura del atún que se utilizó en Roses desde el siglo XVI hasta la primera mitad del XX, aunque también es conocida como Canyelles Grosses, mayor que su vecina Canyelles Petites.
Rodeada de acantilados y de aguas transparentes está la salvaje cala Calitja, refugio para los que van en busca de rincones aislados y tranquilos e ideal para hacer buceo. Y muy próxima al faro, elevado a 87 metros de altura sobre el mar, cala Jugadora.